BODEGAS OLARRA
Es imposible concebir Bodegas Olarra sin la arquitectura. El edificio, obra de Juan Antonio Ridruejo en 1973, está pensado por y para el vino. Constituye en sí mismo un tratado de arquitectura aplicada a su proceso de elaboración, al que se ajusta perfectamente. Su elemento más emblemático, el tejado que corona la sala de barricas formado por 111 cúpulas hexagonales, se dispone de esa forma para evitar cambios bruscos de temperatura. Y hemos querido trasladar a nuestros vinos ese espíritu innovador y pionero que nuestro edificio central representa. En algunos casos, como con Cerro Añón, recuperando el ensamblaje perfecto como forma de elaboración, tal y como se ha hecho siempre en los grandes vinos de rioja. En otros, como añares, buscando un vino que se adapte y evolucione, para seguir siendo tendencia con el paso del tiempo. Para escribir la historia de Rioja.