Diferencias entre un vino crianza y reserva
Cuando nos adentramos en el mundo del vino, nos encontramos con términos y categorías que definen la calidad o el proceso de envejecimiento de cada botella. Entre ellos, destacan dos elaboraciones muy conocidas: crianza y reserva. Muchas personas se preguntan realmente cuál es la diferencia entre estos dos calificativos, por ello vamos a descubrir la diferencia entre crianza y reserva en todos sus aspectos, tiempo, sabor, matices y origen. ¡Comenzamos!
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¿Cuál es la diferencia entre un vino crianza y un vino reserva?
El primer factor distintivo entre un vino crianza y un vino reserva es el tiempo de envejecimiento o “crianza” que han recibido antes de ser lanzados al mercado. Este proceso permite que los vinos desarrollen nuevos aromas y sabores, ofreciendo una experiencia sensorial más compleja: ayuda a preservar la esencia de la uva, mejora la fermentación y potencia el bouquet, la mezcla de sabores entre los de la fruta y la madera de roble de la barrica.
La denominación "crianza" se refiere a vinos que han sido envejecidos durante un período mínimo establecido por la legislación de cada país productor, habitualmente entre 6 meses y 2 años en barrica, seguidos de un periodo adicional en botella. En contraste, la denominación "reserva" implica un mayor tiempo de envejecimiento, lo que resulta en vinos con una mayor complejidad y carácter. Según la legislación, los vinos reserva deben haber pasado un tiempo mínimo de crianza superior al de los vinos crianza. Generalmente, este período varía entre 1 y 3 años en barricas de roble, seguido de una etapa de reposo en botella antes de ser lanzados al mercado.
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Sin embargo, existen otros aspectos que pueden marcar la diferencia entre un vino crianza y uno reserva:
- El viñedo: habitualmente, los viñedos más jóvenes se emplean para la producción de vinos jóvenes, sometiéndose a maduraciones más largas que ofrecen taninos más suaves y sabores más frutales. Por el contrario, los vinos de crianza, reserva y gran reserva se elaboran con uvas de viñas más viejas y, por tanto, con uvas de mayor carga tánica.
- La fermentación: a la hora de elaborar un vino joven, las maceraciones son más potentes, empleando tanto las pieles como el mosto, a temperaturas bajas que buscan notas afrutadas y suaves. En cuanto a los vinos crianza, reserva o gran reserva, la maceración se emplea para potenciar al máximo los taninos, que aportan mayor estructura y astringencia al vino, por lo que esta se realiza a temperaturas más elevadas. El resultado son vinos más amaderados y equilibrados.
- Potencial de guarda: el potencial de guarda hace referencia al tiempo que un vino puede guardarse desde su elaboración hasta su consumo. Existen determinados vinos que pueden madurar en botella, evolucionando y mejorando con el paso del tiempo. Los vinos jóvenes suelen tener tiempos de consumo más cortos –de hecho, se les suele llamar coloquialmente “vino del año”- dado que no aguantan bien el paso del tiempo. En cambio, un vino crianza, así como los reserva y gran reserva, pueden aguantar entre los 5 y 15 años, en función de su elaboración.
Blancos, rosados y tintos: diferencia entre crianza y reserva.
Como mencionamos, la diferencia entre un vino crianza y un vino reserva es, principalmente, el tiempo de envejecimiento, tanto en barrica como posteriormente en botella. Las condiciones para ser calificado bajo una de estas dos elaboraciones varían en función del tipo de vino: tinto, blanco o rosado.
Para ser considerado vino crianza en España, los vinos tintos deben haber pasado al menos 2 años envejeciendo, con un mínimo de seis meses en barrica y el resto en botella. En contraste, los vinos blancos y rosados crianza requieren un tiempo mínimo de envejecimiento de 18 meses, con el mismo tiempo en barrica que los tintos, 6 meses.
En el caso de los vinos tintos reserva, el tiempo aumenta, deben pasar al menos 3 años envejeciendo, con un mínimo de 12 meses en barrica. Para los vinos blancos y rosados reserva, el tiempo mínimo de envejecimiento es de 2 años, con 6 meses en barrica de roble.
TIPO DE VINO | ENVEJECIMIENTO | BARRICA | |
CRIANZA |
Tinto Rosado y blanco |
Mínimo 2 años Mínimo 18 meses |
Mínimo 6 meses Mínimo 6 meses |
RESERVA |
Tinto Rosado y blanco |
Mínimo 3 años Mínimo 2 años |
Mínimo 12 meses Mínimo 6 meses |
GRAN RESERVA |
Tinto Rosado y blanco |
Mínimo 5 años Mínimo 4 años |
Mínimo 6 meses Mínimo 18 meses |
JOVEN |
Tinto Rosado y blanco |
Mínimo 4 años Sin envejecimiento |
Mínimo 6 meses Sin envejecimiento |
La barrica es parte de la diferencia entre un vino crianza y reserva, dentro de estas existen diversos tipos, que aportan matices y aromas diferentes durante su elaboración.
Las barricas de roble francés aportan al vino aromas sutiles y elegantes, con notas de vainilla, especias, cacao y tostado. Además, ayudan a suavizar los taninos y contribuyen a una mayor complejidad y estructura en el vino. Las barricas de roble americano son populares, especialmente en regiones como España y América Latina. Estas barricas aportan al vino características distintivas, como notas de coco, vainilla intensa y especias más pronunciadas. Además, suelen aportar una mayor sensación de dulzor y un perfil más robusto al vino.
Diferencia entre crianza y reserva: en la cata.
El envejecimiento de cada vino es otro de los aspectos más destacables a la hora de realizar una cata. En las diferentes fases o apartados de la cata (visual, olfativa y gustativa), existen pistas que pueden ayudar a identificar ante qué tipo de vino nos encontramos. Al catar un vino crianza o reserva, es recomendable permitir que la copa respire durante un tiempo y observar cómo evoluciona en el vidrio. A medida que el vino se oxigena, se pueden apreciar cambios en los aromas y sabores, revelando nuevas capas de complejidad y matices.
En primer lugar, el aspecto visual juega un papel importante en la apreciación de su calidad y características. En general, tanto los vinos crianza como los vinos reserva presentan una mayor intensidad de color en comparación con los vinos jóvenes. Los vinos reserva, debido a su mayor tiempo de envejecimiento, suelen tener tonalidades más evolucionadas, con colores más profundos y matices añejos.
En segundo lugar, en cuanto al aspecto olfativo, también se pueden encontrar diferencias entre vinos crianza y reserva. Los vinos crianza tienden a tener aromas frutales más pronunciados, con notas especiadas y tostadas provenientes de la madera de roble. Por otro lado, los vinos reserva, debido a su prolongado período de envejecimiento, desarrollan una gama más compleja de aromas, con mayor presencia de notas de crianza, como cuero, tabaco y especias, junto con una mayor integración entre la fruta y la madera.
Por último, en cuanto al sabor, los vinos crianza suelen ser más equilibrados y suaves en boca, con taninos más redondos (es decir, con sabores equilibrados, sin ningún elemento que desentone) y una acidez bien integrada. Por otro lado, los vinos reserva, gracias a su mayor tiempo de envejecimiento, presentan mayor estructura y complejidad, aspectos que se acentúan incluso más hablando de gran reserva. Estos vinos pueden mostrar taninos más presentes, donde los sabores se complementan entre sí, pero uno puede destacar sobre el resto, y una acidez más viva, junto con sabores más desarrollados y persistentes en el paladar.
Vinos crianza y reserva en cada Denominación de Origen.
Existen denominaciones de origen como la Rioja o Ribera del Duero que reúnen, por las características vinícolas de la zona, viñedos, tipos de uvas, climatología y demás, unos factores que convierten a los vinos de estas D.O. en candidatos perfectos para tiempos de envejecimiento prolongados. Es por esto que, dentro de estas denominaciones, encontraremos auténticas joyas crianza y reserva.
Es importante mencionar que las definiciones y requisitos para las diferencias entre vinos crianza y reserva pueden variar según las regulaciones específicas de cada país o región vitivinícola. Por ejemplo, en Francia e Italia, se utilizan términos y clasificaciones diferentes, y los tiempos de envejecimiento pueden variar.
Elige tu vino crianza o reserva.
VINOS CRIANZA
Coto de hayas Fagus
Para la elaboración del vino Coto de Hayas Fagus, el mosto se fermenta a una temperatura controlada en barricas de roble francés, donde se mantiene en contacto con sus propias lías.
Corimbo
Corimbo se somete a una fermentación alcohólica en depósitos de acero inoxidable. Tras esto, pasa por una crianza de 16 meses en barricas de roble (80% roble francés y 20% americano).
Campillo Crianza
Campillo Crianza se somete a una fermentación con control de temperatura. La crianza de este vino alcanza los 18 meses en barrica de roble americano con dos usos. Tras, esto, permanece durante un tiempo de reposo en botella.
VINOS RESERVA
Campillo 57
Campillo 57 es un tinto D.O. Rioja que cuenta con una crianza de 24 meses en barrica de roble francés.
Beronia Reserva
El Beronia Reserva comienza su elaboración con una fermentación alcohólica, posteriormente permanece 1 año en depósitos hasta la crianza mixta en barrica de roble americano y francés de 18 meses.
Carmelo Rodero Reserva
Carmelo Rodero pasa una crianza de 21 meses en barrica de roble francés con 2 años mínimos de afinamiento en botella.